Los Colegios Romanos
18 octubre, 2024Los Misterios Druidas
18 octubre, 2024El Esoterismo Cristiano
Con la definitiva supremacía de la Iglesia Católica una nueva corriente filosófica viene a agregarse a los misterios es el Esoterismo Cristiano. Aunque negado por la mayoría de los jerarcas de la iglesia, la existencias de misterios puede encontrarse en los Textos Primitivos, se trata pues de ver en los Evangelios un exoterismo yuxtapuesto a un esoterismo. El evangelio de Marcos, el de Juan y algunas epístolas de Pablo testimonian un esoterismo, una palabra revelada cuya inteligibilidad y comprensión necesitan grados, desde la simple alegoría hasta una interpretación que acerca el alma a los misterios divinos, que penetra en el sentido místico de los textos.
En tres grandes principios estribaba la doctrina de los Misterios del Cristianismo primitivo: la unidad de Dios, la libertad del hombre y la igualdad entre todos hombres. Cristo había puesto en práctica las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Empezaba por recomendar el amor al prójimo, estimulaba a sus hermanos el trabajo y al estudio de las ciencias, y prometía una vida mejor cuando los buenos resultados de su doctrina y la fe mutua entre los hombres, hayan proporcionado a estos la felicidad suprema que su autor espera.
Son los primeros padres de la iglesia como Clemente de Alejandría (160 - 215 d.C) y Orígenes (185 - 254 d.C) quienes inician el camino del esoterismo cristiano, en dos de sus obras Stromas y el Pedagogo, Clemente rechaza el divorcio entre el conocimiento Hermético proveniente de Grecia y el transmitido por la revelación Cristiana, con este acercamiento trata de promover una gnosis definiéndola como un apetito conjugado de la Fe y el Saber.Dice Clemente: quien ha sido purificado en el bautismo y luego iniciado en los Misterios Menores (es decir ha adquirido los hábitos de la reflexión y el autocontrol) queda maduro para los Misterios Mayores o Gnosis o sea el conocimiento científico de Dios; También dijo no está permitido por la ley revelar a los profanos los Misterios del Logos. En cuanto a Orígenes (185 - 254 d.C) aun mas que Clemente llega a casar el neoplatonismo con el pensamiento cristiano. Asegura la existencia de la enseñanza secreta de la Iglesia, habla de la fe popular irracional, que conduce a lo que llama el Cristianismo Somático, o la simple forma física de la religión y la fe superior y razonable basada en el conocimiento ofrecido por la sabiduría o gnosis que conduce al Cristianismo Espiritual. En su obras La Homilía sobre el Génesis, De principiis, Contra Celsun, se verán repetidas referencias a la enseñanza oculta, inmensamente más grandiosa y que eleva a quien la estudia a un nivel mucho más elevado que lo que enseña la ortodoxia. San Agustín (354 - 430) aunque no es un pensador esoterista, su pensamiento será invocando por largo tiempo por los sostenedores el Hermetismo Cristiano en los largos debates con los dogmáticos de la iglesia.
En su obra Confesiones o De Civitae Dei, hace una referencia a los Hermética , y será considerada como la preservación de esta unidad, Agustín rechaza la teurgia y la magia, pero elabora una doctrina en la que el Alma es razonable y servida por un cuerpo terrestre. La naturaleza no es rechazada y ciertas correspondencias rigen las relaciones entre el alma y el cuerpo. Otro pensador clave que interesa al esoterismo es Boecio (470 - 525 d.C), su obra mas leída es De consolatione philosophiae cuyo esplendor perdurara en los medios masónicos hasta el s. XVIII. Hace intervenir la cosmología platónica, la teoría de las correspondencias y principios de dualidad dinámica entre polos contradictorios, varias de las fórmulas empleadas en la Consolación se encontraran rituales masónicos, como aquella "Alejaos pues del vicio y practicad la virtud". En varias Epístolas de San Pablo se puede entrever este Esoterismo, en la Epístola a los Galatas pone acento sobre la Jerusalén Celeste, evocada en el Apocalipsis de San Juan. Otra enseñanza de Pablo es la que define las cuatro dimensiones del Hombre Interior: largo, ancho, altura y profundidad, donde se verifican las reminiscencias de las dimensiones de Dios en el Libro de Job.